CÉDULAS DE MURALES DEL MUSEO DEL PALACIO DE BELLAS ARTES

COLECCIÓN PERMANENTE DE MURALES DEL MUSEO DEL PALACIO DE BELLAS ARTES







Diego Rivera (1886-1957)

El hombre controlador del Universo, 1934
Diego Rivera nació en la ciudad de Guanajuato, en 1886. Desde temprana edad descubrió su vocación por la pintura. Inició sus estudios en la ciudad de México y en el año de 1907 consiguió una beca para viajar a Europa. Es principalmente en España, Francia e Italia, donde comenzó a interesarse por las nuevas tendencias en el arte, como las vanguardias.
En 1922 Diego Rivera regresó a México, José Vasconcelos inmediatamente lo invitó a realizar una obra monumental en el Anfiteatro Simón Bolívar, del Antiguo Colegio de San Ildefonso: La creación. Esta obra significó el comienzo del movimiento muralista que alcanzaría gran auge en años posteriores.
Entre las obras más importantes del artista destaca El hombre controlador del universo, que se encuentra en el Museo del Palacio de Bellas Artes. Este mural, que inicialmente se planeó para el Rockefeller Center está compuesto a manera de tríptico. En la parte central se observa a un obrero, que representa a la industria y el progreso, que controla el universo. A los lados se pueden ver dos elipses; en la primera se representa el macrocosmos con el sol, la luna y los astros; en la otra se observan células benignas y enfermedades venéreas que representan el microcosmos. La esfera que se encuentra debajo representa la energía que surge gracias a los recursos de la naturaleza mientras que en la parte superior se observan los recursos materiales que el hombre, gracias al progreso, ha podido construir.
En el lado izquierdo, Diego Rivera representa la historia de la sociedad capitalista, mostrando el lujo, la guerra, la enfermedad y el fanatismo religioso. En la parte inferior se observa a Charles Darwin, quien afirmaba que el hombre desciende del mono.
En el lado derecho se observa otro tipo de evolución: La histórica y social, representada por Marx, Engels, Trotsky y Bertram Wolfe, quienes enarbolan la bandera roja identificada con la IV Internacional. En esta parte se representa también a Lenin, quien une las manos de diferentes grupos raciales. En esta parte hay una escultura sin cabeza que representa a los sistemas totalitarios como el fascismo.







José Clemente Orozco (1883 – 1949)

Katharsis, 1934
José Clemente Orozco nació en 1883, en Zapotlán, en el estado de Jalisco. Aunque inicio la carrera de Ingeniero Agrónomo, su talento para el dibujo y las artes lo llevaron a estudiar en la Academia de San Carlos y más tarde, colaboró como caricaturista en las revistas El hijo del Ahuizote y La vanguardia.
En 1922 se unió a Diego Rivera y David Alfaro Sequeiros, con quienes conformó el núcleo más importante de pintores en México durante las primeras décadas del siglo XX. José Clemente Orozco realizó obras monumentales para la Escuela Nacional Preparatoria; durante 1940 y 1941 realizó La justicia y Luchas proletarias en la Suprema Corte de Justicia de México y en 1948 realizó un mural en homenaje a Benito Juárez, en el Castillo de Chapultepec.
En el Museo del Palacio de Bellas Artes se encuentra Katharsis, mural realizado por el artista jalisciense en el año de 1934. En esta obra, Orozco reflexiona en torno a la máquina que domina y explota al trabajador. Así, se constituye un escenario fuerte y hostil en que Orozco representa la lucha del hombre contra la máquina y su deseo de libertad. Ante este panorama, Orozco critica la indiferencia por medio de una prostituta desnuda y despreocupada.
Sin embargo, el artista habla de esperanza y de cambio, representado por el fuego, símbolo de la purificación.



Jorge González Camarena (1908 – 1980)

Liberación, 1957-1963
Jorge González Camarena nació en Guadalajara en 1908. Su interés por las artes se cristalizó cuando ingresó a la Academia de San Carlos, donde conoció a Gerardo Murillo, el Dr. Átl.
En 1939 pintó su primera obra monumental Alegoría de Zimapán. Tras esta obra, González Camarena realizó diversos trabajos en edificios públicos, entre los que destacan Las razas, que se encuentra en el Museo Nacional de Antropología; La conquista, en el Museo Nacional de Historia y Alegoría de la ciencia y la tierra en el Instituto Politécnico Nacional. Entre 1957 y 1963 elaboró Liberación, en el Palacio de Bellas Artes.
Realizado a manera de tríptico, González Camarena expone el tránsito de la sumisión y la injusticia social hacia la libertad. Al lado izquierdo del mural, se observa un campesino atado a una caja de muerto de color verde. Su atuendo está convertido en harapos y su cuerpo devela la muerte. Su sombrero cubre el rostro impidiéndonos conocer la identidad del personaje, pero este rasgo nos permite comprender que el artista no se refiere a un campesino en particular, sino a todos los campesinos que sufren injusticias. Junto a este personaje se encuentra una mujer desnuda y de espaldas. Su cuerpo muestra marcas de violencia física, a la que se suma la psicológica, representada con la letra griega psi, que aparece invertida en el omoplato derecho.
En la parte central de este mural aparece un hombre monumental liberándose de sus ataduras. Junto a él, hay un hombre que, después de permanecer atado, se desgarra la piel en su afán de escapar al yugo. Finalmente, en la última parte se representa a una mujer que encarna la liberación misma: su piel tiene el color del fuego y en su mano lleva una semilla de maíz, que promete un cambio, una evolución y una mejoría en las condiciones sociales.


David Alfaro Siqueiros (1896-1974)

David Alfaro Siqueiros nació en Chihuahua en 1896. Estudió en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Academia de San Carlos en la ciudad de México, pero su enseñanza fue interrumpida en 1913 a causa del golpe de estado de Victoriano Huerta contra Francisco I. Madero. Siqueiros se unió al ejército constitucionalista y en 1914 perteneció al grupo del general Manuel D. Diéguez.
Al término de la Revolución fue enviado a Europa, con su salario de capitán, para continuar sus estudios de pintura. Visitó España, Francia, Bélgica e Italia. Hizo amistad con Diego Rivera y se involucró con los movimientos del cubismo, futurismo y dadaísmo. Un año después regresó a México y junto a José Clemente Orozco, Diego Rivera, Fernando Leal, Fermín Revueltas, y otros artistas, realizaron algunos frescos de la Escuela Nacional Preparatoria. Organizó además el Sindicato de Trabajadores Técnicos, Pintores y Escultores.

La nueva democracia, 1944

El pintor realizó este mural durante la 2ª Guerra Mundial. En el centro del mural se observa un personaje andrógino que combina rasgos femeninos y masculinos para referirse a la humanidad. En conjunto el tablero central representa la libertad por medio del personaje anterior que brota de un volcán, con una flor en una mano y en la otra una antorcha. El fuego libertador que representa la esperanza por un lado y por el otro la flor hace alusión a la necesidad de gobernar de la mano de la belleza, el arte y el puño que está a un lado representa el rigor. De sus muñecas cuelgan grilletes y su cabeza está coronada por un gorro frigio, símbolo de los ideales de la Revolución francesa, y haciendo una cita de la obra de Delacroix, La libertad guiando al pueblo. Para conmemorar la victoria de los aliados sobre el Eje Berlín-Roma-Tokio en 1945, el pintor añadió los dos tableros. En Víctimas de la guerra plasma la violencia sobre dos cuerpos tendidos sobre una escalera de los que sólo se reconocen brazos y piernas cercenadas, mientras que Víctima del fascismo representa la esclavitud por medio de un hombre maniatado y con heridas de látigos en la espalda.


El tormento de Cuauhtémoc, 1950-1951

En el mural El tormento de Cuauhtémoc nos presenta la escena del tormento al que fue sometido Cuauhtémoc tras ser derrotado y hecho prisionero el 13 de agosto de 1521. Su primo Tetlepanquetzal, señor de Tlacopan (Tacuba), yace a un lado suyo sobre la misma plancha de piedra; sus pies son igualmente expuestos a las brasas y al aceite hirviendo, que provocan el dolor reflejado en sus rostros.
En este punto el pintor nos presenta una comparación entre dos reacciones distintas y dos actitudes: la de un hombre que se dobla por el dolor físico y rompe en llanto, juntando sus manos desesperadamente para pedir clemencia y, la del otro, Cuauhtémoc, que tensa sus músculos para no doblegarse y hace saltar sus venas con dramatismo; en este contexto los ojos del Tlatoani son expresivos y mueven a admiración, cristalinos contienen el llanto.
En contraposición a la actitud digna de Cuauhtémoc, encontraremos a la Malinche oculta detrás de Hernán Cortés, quien se distingue ante las víctimas del tormento, éstas completamente desnudas contrastan con los caballos del fondo y con el mastín que les agrede.


Rufino Tamayo (1889-1991)

El nacimiento de nuestra nacionalidad, 1952
Nació en Oaxaca, Después de un corto pero influenciable periodo como alumno de la Academia de San Carlos, comenzó a experimentar con diferentes "ismos" originados en París: impresionismo y post-impresionismo. Fue un participante activo en lo que se conoció como el renacimiento mexicano, asimilando los principios artísticos de sus contemporáneos, especialmente de la artista María Izquierdo, quien fue su amiga y compañera.
Pintó murales antes de viajar a los Estados Unidos para vivir en Nueva York. Sin olvidar sus raíces formales y la modernidad de la pintura mexicana, estudió el trabajo de Picasso y Matisse, uniéndose a la esfera internacional del avant-garde. Desde los años treinta en adelante exhibió regularmente en los Estados Unidos, y desde 1946 dio un taller de pintura en una escuela de arte en Brooklyn. Tomó parte en la XXV Bienal de Venecia y en 1957 fue galardonado con el premio de la Legión de Honor del gobierno francés. Cuando tenía 80 años, el Guggenheim Museum de Nueva York le dedicó una extensa muestra retrospectiva. Donó su colección de arte moderno internacional al museo que lleva su nombre.
Tamayo combina temáticas autóctonas con formas artísticas como el cubismo, como se observa en Nacimiento de nuestra nacionalidad. En este mural, Tamayo coloca una serie de piedras a manera de ruinas en las que se encuentra una mujer pariendo a un niño. Este niño representa el mestizaje porque su cuerpo posee características tanto europeas como indígenas.


Roberto Montenegro (1887 - 1968)

Alegoría del viento, 1928
Roberto Montenegro nació en Guadalajara el 19 de febrero de 1887, reconocido pintor, litógrafo y escenógrafo. En 1906 Ingresó a la Academia de San Carlos o Escuela de Bellas Artes de México, donde estudió con Antonio Fabrés, Germán Gedovius, Leandro Izaguirre y Mateo Herrera. Conoció y entablo amistad con Diego Rivera, Jorge Enciso y José Juan Tablada, este último lo influye del arte japonés que se refleja en sus ilustraciones de la Revista Moderna. Obtuvo una beca de la Secretaría de Instrucción Pública para estudiar en Europa, partiendo al viejo continente en noviembre de 1906.
En 1922, por encargo de José Vasconcelos, entonces secretario de Educación Pública, pintó una serie de figuras alegóricas al fresco en el Ex Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo (hoy Museo de la luz). De aquéllos, sólo uno sobrevivió y queda actualmente, con su traslado en 1965 al Palacio de Bellas Artes, como muestra del trabajo de uno de los artistas más singulares dentro del arte moderno mexicano. Se trata del mural Alegoría del viento, en el cual Montenegro revela su preferencia por un arte no narrativo, al estilo de los llamados “primitivos” italianos, y su fascinación por las artes decorativas. En esta obra se pueden observar también algunos de los estilos en los que incursionó el pintor: el Art Decó y el simbolismo, principalmente.


Manuel Rodríguez Lozano (1886 - 1971)

La piedad en el desierto, 1942
Manuel Rodríguez Lozano nació en la ciudad de México el 4 de diciembre. Tuvo una importante actividad durante la formación del movimiento muralista En 1940 es nombrado director de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad Nacional. Durante el poco tiempo que ocupa ese puesto invita a colaborar a artistas como Diego Rivera, Antonio Ruiz, Luis Ortiz Monasterio, Jesús Guerrero Galván y al fotógrafo Manuel Álvarez Bravo, entre otros. Funda la revista Artes Plásticas; publica tres monografías, Arte tarasco, Imaginería colonial y Manuel Rodríguez Lozano, con un texto de José Bergamín, colabora también como articulista sobre diversos temas en periódicos y revistas
En el mes de agosto de ese año fue asaltada la Escuela Nacional de Artes Plásticas, y desaparecen varios grabados de Alberto Durero propiedad de la institución. El pintor es considerado responsable por ser la máxima autoridad, detenido y encarcelado en la prisión de Lecumberri, donde pone en orden una serie de manuscritos de su autoría.
Durante los meses que permaneció en prisión recibió grandes muestras de solidaridad por parte de intelectuales y amigos, pintó el mural La piedad en el desierto, que permaneció varios años en esa prisión hasta que fue restaurado y trasladado al Museo del Palacio de Bellas Artes, donde se exhibe actualmente. Continúa pintando en la llamada época blanca que consiste en la estilización de los personajes, la utilización de colores fríos y escenas trágicas, que de alguna manera reflejan el estado anímico del pintor, marcado por fuertes depresiones, que padecía desde muy joven, y durante las que prefería el aislamiento total.








Bibliografía
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Deloche, Bernard: El museo virtual. Barcelona, Trea, 2003
Del Conde, Teresa, et. Al., Los murales del Palacio de Bellas Artes, INBA, 1995.
Roberts, Lisa C.: From Knowledge to Narrative. Educators and the Changing Museum. Washington, Smithsonian Institution, 1997, 205 p.
Santarcangeli, Paolo: El libro de los laberintos. Prólogo de Umberto Eco. Madrid, Siruela, 2001
Zavala, Lauro et al.: Posibilidades y límites de la comunicación museográfica. México, UNAM, 1993
———-: “Cine clásico, moderno y posmoderno. Una cartografía semiótica”. Ponencia para el Sexto Congreso Internacional de Semiótica Visual, Ciudad de México, 10 a 14 de diciembre de 2003.